Comenzábamos a preocuparnos así que decidimos volver cada una a nuestra casa, yo me tomé el colectivo hasta Ramos Mejía. Cuando pasé por avenida Gaona a la altura de Ciudadela vi la calle llena de mercadería, la verdulería estaba destruida igual que la mueblería. Me puse triste en ese momento, pensé que la situación económica del país estaba bastante mal y que era una pena que se desperdiciaran tantos alimentos.
Cuando estaba llegando a mi casa el colectivo que daba la vuelta a la plaza siguió de largo, el colectivero explicó que estaban saqueando el supermercado Eki y que por eso no iba a pasar.
Llegué de alguna manera y traté de contactarme con amigos y familiares. Recordé una familia amiga que se había ido en la época de la hiperinflación, recordé cómo jugaba con mis amigos que minutos después subieron al avión. La sensación de que en pocos minutos iba a perder un futuro con ellos a quienes sentía como mis hermanos. Esa misma angustia reapareció a modo de pregunta el 20 de diciembre: ¿y ahora quiénes se van a ir?
María Virginia Gallo, http://buenosairesencronicas.blogspot.com
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