miércoles, 7 de diciembre de 2011

Recordando del 19 de diciembre del 2001


Recuerdo que ese confuso, nublado y caluroso día de diciembre, estaba de visita en Buenos Aires y, como cada fin de año por medio que venía a pasar las fiestas con mi familia, aprovechaba para ver a los amigos y ponerme al día con el país. A la tarde salí de la casa de mis padres en Martínez y me tomé el tren hacia Retiro. Me encontré en Callao y Santa Fe con una ex-compañera de doctorado que estaba, también, de visita en Buenos Aires y ese mismo día se regresaba a Rosario. Yo quería volver al país, porque hacía 4 largos años que vivía afuera, pero la charla y el ambiente me respondían que no tenía esa opción. Cuando salimos de esa cafetería los pocos comercios que estaban en pié empezaban a cerrar sus puertas o persianas. Me paré en una florería al costado de una vereda escuchando no me acuerdo que anuncio. Las personas que andaban caminando también paraban a escuchar. Creo que fue del vocero presidencial que decía que el acuerdo con los senadores justicialistas, para un posible co-gobierno, no se había logrado.


Como todo era muy confuso, y además estaba nublado y pesado, regresé a Martínez en un colectivo de la línea 60. Me asombró, cuando subimos hacia el alto luego de dejar atrás las barrancas de Belgrano, una avenida Cabildo repleta de locales vacíos en venta.

Llegué a Martínez y me senté a ver la televisión con mi viejo y alguien más, no recuerdo quién era. El panorama era desolador, pero me recordaba algo familiar: los días del verano del 89. No lo vivía como algo imprevisto o imposible de creer. Tenía el recuerdo adolescente del 89. Los saqueos habían comenzado y se corrían rumores que “hordas” de saqueadores venían a vaciar los comercios de la “zona norte”. Cerraban todos!

A la noche había quedado en juntarme a cenar con unas ex-compañeras de trabajo, en donde había trabajado durante el 97 -justo antes de irme a estudiar afuera. Como era imprevibisible la situación, quedamos en juntarnos en el depa de una de ellas, en el barrio de las Cañitas -ese triangulo ABC1 que se forma entre Avenida del Libertador, Avenida Luis María Campos y el regimiento de patricios-. Estaba el televisor encendido, y recuerdo que pasaban uno tras uno los políticos de la época haciendo declaraciones. Al mismo tiempo, de vez en cuando, se escuchaba el sonido de las cacerolas de los habitantes del “barrio”. Era increíble! No se si alguien lo dijo, lo dije yo, o lo agregué con el recuerdo, pero si en las Cañitas "caceroleaban" y en el Conurbano "saqueaban", el gobierno tenía las horas contadas.

No me olvido más ese escenario televisivo montado en el Hall lateral de la Casa Rosada con un micrófono siempre listo para que el vocero presidencial, el jefe de gabinete o algún ministro se parara y dijera algo. A esa altura todos intercambiábamos anécdotas y chismes del ultimo año, con comentarios políticos sobre el actual gobierno.

Me fui de ahí a la casa de una de mis ex-compañeras, a tomar algo. Si bien la situación nodaba para ver “la tele”, mi “morbo político” no aguantaba y tuve que encenderla. Habían comenzado, en las esquinas, pequeños piquetes, incluso en Belgrano. Me quedé esa noche “charlando” y tomando algo, y ya no recuerdo que más! Pero a las 6 de la mañana antes de regresarme a San Isidro, me fui a dar una vuelta por el centro. Era “el país de las ultimas cosas” de Paul Auster... a la tarde del otro día el presidente volaba en helicóptero desde la Casa Rosada hacia su final...

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