sábado, 17 de diciembre de 2011

Caminando desde Floresta hasta Congreso

Toda la noche peleando. El 19 de diciembre, a eso de las 20 hs llegó a Floresta la oleada de cacerolazos. Inmediatamente salí con mi familia y mi hija de un año a la calle. Mucha gente caminaba hacia Rivadavia. Me sumé. Cuando llegamos la esquina estaba llena de autoconvocados, con carteles, golpeando todo tipo de objetos. Un aimagen hermosa que no olvidaré. Se armaban pequeñas reuniones. Recordé aquella idea leninista del Tribuno. Me acerqué a un grupo de muchachos. Charlamos un rato. Les propuse que encaráramos para el centro. Que seguro la Plaza de Mayo estaba llena, que debíamos estar allá. Los rumores de represión nos animaron. Vaciamos un conteiner de basura, todos con palos en las manos y encaramos por Rivadavia. La columna fue creciendo. En Flores éramos tres cuadras. Cuando llegamos a Acoyte fuimos miles. Ahí descubrimos que del Normal 4 habían sacado cientos de pupitres rotos. Nos tomamos unos minutos para terminar de desarmarlos y mejorar nuestro “armamento”. No quedó nadie sin su caño en la mano. Avanzábamos gritando, golpenado, listos para lo que fuese. De los balcones nos apaludían, nos convidaban gaseosa y comida los vecinos que se nos acercaban. Éramos muchos Miles.
Llegamos a Congreso. Un tiempo después vi la imagen de nuestra entrada por TV. IMPRESIONANTE. Nos recibieron con aplausos. Saltamos las vallas del congreso, golpeábamos sus enormes puertas. Ahí llegó la confusión total. Aparecieron decenas de motos negras, con dos policías vestidos de negro cada una disparando plomo. La desbandada fue total. Al otro día leí en el diario que en las escalinatas cayeron un par. Escapamos, y nos defendimos de la salvaje policía, toda la noche. Corríamos contramano, contraatacábamos, nos escondíamos, armábamos barricadas. Aprendiámos para la próxima vez.
A las seis de la mañana pedí una moneda y llamé a mi esposa para decirle que estaba bien. Que iba para casa. Pedí más plata y me tomé el 5 para volver al barrio. Me bañé, fui a trabajar a la escuela. Y después a seguir peleando en AV. Corrientes y 9 de julio.
Creía que todo iba a cambiar.

Dedicado al compañero Negro, que cambió mi vida ara siempre.

Alegandro Sciarillo, @alescriarrillo

3 comentarios:

  1. Bueno, no entiendo bien este blog, pero ya encontré el resto de la historia...
    ¿Realmente creías que todo iba a camabiar...???
    Mmmmmmmm

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  2. De verdad. Y lo sentí un tiempo más. Luego con los años me dí cuenta, mientras profundizaba en el marxismo-leninismo que para que todo cambia era necesaria la intervención política de la clase obrera. El 19 y 29 llegó a su techo político al no contar con dirección revolucionaria.
    Pero fue un verdadero Argentinazo, una revuelta popular que marcó para siempre a la clase política argentina con una advertencia: somos capaces de sacarlos a patadas en el culo.
    Y sobre todo demostró el podes conspirativo de la autoconvocatoria de masas.

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