martes, 20 de diciembre de 2011

"Plaza de Mayo en cacerola"

Hace 10 años, en la noche del 19 de diciembre estaba bajo una arcada de Hipòlito Yrigoyen junto a un notero de Crònica, mientras disfrutaba viendo a un grupo de jòvenes bailar bajo la lluvia (luego de haberme traìdo espontàneamente una columna de vecinos - ellas, desconociendo que era una marcha popular, con sus taquitos altos, helado en mano y niños - desde Av.Santa Fe y S.Ortiz) Mi recuerdo de esa noche fue cuando salieron los milicos a reprimir y tuvimos que correr. Mientras huìa, vi un zapatito de bebè dando vueltas en un charco del empedrado... esa imagen me acompaña siempre asociada a esta fecha.
El dìa 20 me encontrò encerrada en una oficina (laburo) tratando de enterarme què pasaba en la Plaza (mientras soportaba comentarios gorilas a mi alrededor)
Debo admitir que eso me salvò de la masacre.

Y buscando, buscando, lo encontré.
Poema antiguo, poco estètico, pero guarda su valor visceral del recuerdo de esa noche del 19/12/01

"Plaza de Mayo en cacerola"

Desde las ventanas se escuchan de lejos,
esas cacerolas gastadas de sueños,
cucharas golpeadas como nuestra vida
latas, campanitas, tachos, cazuelitas
todo suena ahora, a un mismo clamor.

Caminando lento, fuimos a la Plaza
a gritar reclamos de un pueblo en unión
la lluvia refresca las caras marchitas
bendice los cantos, nos calma el sudor.

Un pucho algo húmedo, disfruto en la esquina
Defensa - Yrigoyen, viendo una postal
un tanto risueña, un poco grotesca
tal vez una muestra del clima de hoy.

Bajo la tormenta de la noche cálida
las manos se anudan de lluvia inclemente.
de empapados jóvenes de futuro incierto,
armando una ronda que calme su aliento.

Otros que retuercen banderas pesadas
tal vez de los llantos ya tan derramados.
Se escuchan sonar todos los metales
y armamos conciertos al "oíd mortales".

Tanta algarabía compartida en luchas
los coros repican al son de la unión
niños pequeñitos cantan con sus padres
las voces se elevan como un ruiseñor.

Sòlo nos protegen paraguas vecinos,
la Recova henchida bajo el aluvión
me recuerda al pueblo de aquel 25
reclamando unida "un país mejor".

Pero allá, muy cerca, se observan los cascos,
las motos ya prestas, sedientas de acción
- Me acerco, lo miro, contrae su mandíbula,
escudado en armas, él se siente un dios-

Revuelven mis tripas al abrir las vallas
después que un disparo se escucha detrás
trastoca las risas, el baile, los cantos
obligando a todos a correr con prisa.

Una cacerola diviso en la acera
junto a un zapatito pequeño, pequeño
quedó bamboleando, perdido, sin dueño.

El agua bendita que trajo la lluvia
dibuja en la plaza un río de llanto.

Un mar de ilusiones se borra en el fango
pisado por botas, poderes, gobiernos
aplastan los sueños, balean corazones
panzas agujereadas de hambre y razones.

Tal vez algún día - guardo la ilusión-
ver la Plaza llena
de esos mismos jóvenes
cantando a la ronda junto con sus hijos
recordando ayeres, distintos de hoy.

20-12-2001

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