En un momento la gente se disipó, y decidimos junto con un amigo irnos a la mierda. Caminamos por Talcahuano hasta Córdoba. Y ahí pudimos pegar un taxi para llegar a Palermo.
Lo que nunca me voy a olvidar es lo que sentí 15 minutos después, cuando llegamos a Palermo: había gente en las mesitas de los bares charlando y tomando algo, y la plaza de Armenia y Costa Rica muchos chicos y chicas tomando sol.
Supongo que ese era la muestra más clara del país que teníamos, y que aún hoy seguimos teniendo.
Elio Puntieri
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